domingo, 2 de marzo de 2008

Notas y críticas

CRÍTICA - Traducción: The Buenos Aires Herald
Cuando el teatro echa una mirada en la intimidad, la sexualidad
Ganadora del accésit del XVI Premio SGAE de Teatro, La alambrada tiene más de un punto en común con la obra de Paula Vogel, Cómo aprendí a manejar. Escrita por Marco Canale, La alambrada acontece en un bucólico verano a finales de los ochenta en una pequeña villa española. En una atmósfera aparentemente tranquila un joven trata de exorcizar el fantasma del abuso sexual representando una obra en la que los personajes de la familia se desnudan ante los demás, mostrando su interior.
Al igual que en Como aprendí a manejar, los personajes de La alambrada parecen oscilar entre dos tiempos diferentes – el de ese pasado silenciado y un presente en el que la familia ha decidido tapar el dolor a través del silencio.
Los directores Elvira Onetto y Eduardo Misch consiguen hábilmente un difícil equilibrio entre la tensión y la emoción, alcanzando una atmósfera inquietante, al abordar un espinoso tema con la necesaria dosis de intensidad y contención.
Buenas actuaciones de todo el elenco – Silvio Bertero, Marcelo D´Andrea, Paula Ituriza, Eduardo Misch, Alicia Palmes y Georgina Rey, entre otros.

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